sábado, 3 de abril de 2010

Mohamed Cherif es el presidente de la ONG Lumiere. Se considera una "víctima del Frente Polisario".

23/03/2010


Mohamed Cherif es el presidente de la ONG Lumiere. Se considera una "víctima del Frente Polisario". Denuncia haber estado durante cinco años preso en los campos de refugiados al sur de Argelia; durmiendo amarrado y aislado. Dice que el Polisario es "un gran negocio familiar. Todos de la misma tribu". Cherif, después de algunos años, ha vuelto a Dakhla y se volvió muy crítico con el Polisario.

¿En qué año le detuvieron?

-En 1981.

¿Y cuánto tiempo estuvo en prisión?

-Cinco años, hasta 1986. Pero aquello no era una prisión como piensas. Tenía 1,80 metros de ancho. No podía ni estirar los brazos. Salíamos 3 veces al día y permanecíamos aislados los unos de los otros. Vi morir a muchos compañeros que no hicieron nada.

¿Por qué le detuvieron?

-Por ir contra la revolución, decía la dirección del Frente Polisario.

¿Y qué hacía contra ella?

-Tener música distinta. Me acusaron de tratar de acabar con la cultura de la revolución porque traía música rock de Europa, que no era considerada de la revolución.

Mohamed Cherif sotiene con seriedad que es una "víctima" del Frente Polisario y no quiere oír hablar de ellos. Cuando la entrevista gira en torno al grupo que reivindica la independencia del Sahara Occidental, Cherif tarda apenas unos segundos en mostrar sus dañadas muñecas y decir que lo peor está bajo su camiseta.

Pero, se que usted militó en el Frente Polisario. ¿Tanto ha cambiado?

-Es verdad. Milité en el Frente Polisario entre 1975 y 1981. Primero me mandaron a una escuela militar que se llamaba 12 de octubre. Allí estuve un año hasta que me mandaron a Libia 3 años a estudiar el nuevo armamento sofisticado ruso. Ahora, el Frente Polisario envia camiones a Mauritania con productos que le ha entregado la Cruz Roja para venderlos y hacer el negocio. ¿No ha cambiado? El Frente Polisario es un gran negocio familiar. Todos proceden de una misma tribu. Y si dicen lo contrario, mienten. Y lo saben.

Cherif denuncia la violación de Derechos Humanos tanto en su caso como en el de sus compañeros de prisión.

Usted preside una ONG, Lumiere, que lucha porque cesen las violaciones de los Derechos Humanos en todo el territorio saharaui.

-Sí, asi es.

Tanto las que comete Marruecos como el Polisario.

-Sí. Ambos violan los Derechos Humanos. Y yo lo denuncio. También es cierto que Marruecos ha indemnizado a muchos de los presos a los que faltó al respeto y el Polisario nunca lo ha hecho"

¿Usted qué pide?

-Responsabilidad. Responsabilidad con mis amigos que murieron en la cárcel del Polisario. Yo sólo intento poner luz, porque sigue habiendo presos.

¿Dónde está la cárcel de la que habla?

-Cuando me llevaron a la cárcel me vendaron los ojos y me pegaron en la cabeza. Me montaron en un coche a media noche y amanecí preso. Lo hacen para que no sepas por dónde has llegado.

Dice que varios amigos murieron en prisión. ¿Qué le salvó a usted?

-Me salvó la presión familiar y la fidelidad de mi esposa. Con otros amigos lo que hacían era forzar el divorcio y una vez que el matrimonio se rompía podían ser asesinados sin compasión. Es la Ley. Mi mujer aguantó y nunca me dio por perdido.

En ese momento suena el teléfono. Mantiene una larga conversación en francés. Saca su paquete de Marlboro y aprovecha para pedir un café. Al terminar la charla comenta que era su primo "el líder del Frente Polisario en las Islas Baleares".

¿Hay familias divididas en el conflicto?

-Claro, en mi caso por ejemplo. Yo considero que el Frente Polisario son unos asesinos y mi primo está ahí. Al margen, nos llevamos bien.

¿Cómo sería una salida al conflicto del Sahara Occidental perfecta para usted?

-Con no darle la victoria a uno ni a otro. Existe una tercera vía. Ahora mismo la defiende Marruecos, pero se puede conseguir mucho más. Una gran autonomía es lo único que se puede enfocar dentro de la política real. Otra solución ahora no es posible. Cataluña para mi es un espejo.

...

Después de salir de prisión, Cherif se fue a Holanda a vivir. Estuvo quince años y ahora viaja con pasaporte europeo pero vive la mayoría del año en Dakhla, al sur del Sahara Occidental. "Me echaron dos veces de mi tierra, ahora he venido porque quiero morir en ella", dice.